Global(e) Resistance

La resistencia a través de una práctica que es tanto artística como política, incluso activista, ha sido a menudo la prerrogativa de los artistas que viven en situaciones de opresión o desigualdad. El fin de la colonización dio lugar a muchas voces que se levantaron para abrir nuevos caminos de resistencia, ya sea a nivel puramente político o para cuestionar las historias o memorias demasiado tenaces o amenazadas de desaparición. La resistencia también se organizó a través del propio arte, de forma poética o discursiva. 

El proyecto otorga un lugar privilegiado a la protesta política en el momento de la descolonización y el colapso de las ideologías comunistas después de 1989, al tiempo que aborda las reinterpretaciones actuales de la historia a través de la excavación y la memoria. Su punto de partida son dos obras fundadoras de los años 1990 procedentes de la colección del Centro Pompidou: la película The couple in the cage (1993), donde Coco Fusco y Guillermo Gómez-Peña cuestionan la persistencia contemporánea de los reflejos coloniales, así como el vídeo Partially Buried (1996), donde Renée Green destapa el papel de la memoria subjetiva en la escritura de la historia. En una época de agitación y urgencia, el objetivo es explorar cómo estas protestas participan en la transformación de los sistemas de pensamiento y cambian la manera en que vemos el mundo. 

La escultura Rédemption de Barthélémy Toguo, revelada por primera vez desde su adquisición entre las paredes del Centro Pompidou, recibe al visitante en el foro. La obra evoca el encuentro entre el Norte y el Sur, el panafricanismo y la cuestión de la redención y de la salvación de los pueblos. A continuación, el proyecto se despliega en la cuarta planta de las colecciones permanentes (galería del museo, galería de arte gráfico, galería 0) en una superficie de cerca de 1500 m2. El recorrido está puntuado de eslóganes impresos en las paredes, realizados a partir de obras de Barthélémy Toguo. Las obras-manifiesto abren la exposición: Guy Ben Ner y Khalil Rabah evocan el conflicto israelo-palestino, Teresa Margolles la frontera mexicana, Yin Xiuzhen los conflictos armados y Nadia Kaabi-Linke la errancia de los migrantes y de los sin techo. 

Inspirada por Robert Smithson, la obra de Renée Green estructura inicialmente una estrategia de resistencia polisémica pensada tanto a escala del paisaje como del territorio, pero también asociada a una memoria íntima. El complejo imaginario de algunas ciudades como Braddock (LaToya Ruby Frazier), Johannesburgo (Subotzsky y Waterhouse), Dakar (Cheikh Ndiaye), marcadas por el declive económico, la protesta sociopolítica o la recomposición urbana, ocupa varias obras. 

Al mismo tiempo, los artistas acompañan el fervor y las ansiedades que surgen de la descolonización (Kiluanji Kia Henda, Abdoulaye Konaté) y especialmente en Sudáfrica, donde el apartheid persiste hasta 1991 (Penny Siopis, Kemang Wa Lehulere, Sue Williamson). El cuestionamiento de la hipótesis comunista, abordada por The Propeller Group, y la progresión de un mundo autoritario, reflejada en la instalación de Pratchaya Phintong, son el punto de partida de obras comprometidas que intentan reconciliar los relatos individuales y los traumas colectivos. Las obras de Chim↑Pom y Yin Xiuzhen, por su parte, denuncian la amenaza ecológica. En una sección más contemplativa, la literatura y la filosofía sirven de receptáculo para una resistencia más encubierta como en la obra de Mohssin Harraki o M'barek Bouhchichi o en la obra emblemática de Song Dong Facing the Wall, que mezcla el zen y la lucha espiritual. 

En un segundo momento, en la línea de la mascarada amerindia de Fusco y Gómez-Peña, se sacan a la luz ciertos residuos del mundo colonial, en espera de una recomposición multicultural: el «circo» etnográfico del «buen negro» de Brasil (Jonathas de Andrade) se pone en negociación en un mundo que se dobla bajo el peso de las cicatrices (Otobong Nkanga). Más adelante, se trata de plantear la cuestión de la movilidad en el corazón del sistema capitalista contemporáneo: las migraciones (Younès Rahmoun, Halil Altindere), el cuerpo como herramienta de resistencia (Evelyn Taocheng Wang, Ming Wong) alimentan una serie de obras concebidas como travesías. Las luchas feministas se activan finalmente en el trabajo de Susan Hefuna y Marcia Kure, así como nuevos interrogantes sobre las cuestiones de género. 

Para dar cuenta de los compromisos y estrategias de los artistas, un salón y vitrinas documentales concebidas como espacio discursivo reciben al visitante en la entrada de la cuarta. También destacan los compromisos de ciertos «lugares» de activismo ubicados en Francia. 
Se ha realizado un catálogo con ensayos de Christine Macel, Alicia Knock y Yung Ma sobre las problemáticas entre la estética y la política, a partir de las obras de la colección, gracias al apoyo de los Amigos del Centro Pompidou.