Couples modernes

El Centre Pompidou-Metz presenta una gran exposición interdisciplinar dedicada a las parejas de creadores como Pablo Picasso y Dora Maar, Robert y Sonia Delaunay, Georgia O’Keeffe y Alfred Stieglitz, Charles y Ray Eames. Explora el proceso creativo generado por estas relaciones amorosas complejas, pasionales, subversivas en ocasiones, que unieron a muchos artistas de la primera mitad del siglo veinte.

«No complicarse la vida con demasiadas cargas, demasiadas obligaciones, con eso que llaman mujer, hijos, segunda residencia, automóvil...», el credo libertario de Marcel Duchamp, paladín de la vanguardia moderna, rechaza la idea convencional de la pareja para hacer del arte, entremezclado con la vida, una máquina de deseo. El erotismo es el motor creativo de este pensamiento dinámico, «de ese momento en que la mirada cambia para enfocar de una manera inédita lo que tenemos ante los ojos». La relación entre dos se convierte —como en el ajedrez de Duchamp y ese «movimiento de piezas que se van comiendo unas a otras»— en una pasión carnal e intelectual, una díada secreta como la que formó con la artista brasileña Maria Martins, un proceso de revelación que confiere al arte una intensidad que lleva a rebasar los límites impuestos.

Estas parejas míticas —oficiales, exclusivas o libres— unieron a artistas de la pintura, la escultura, la fotografía, la poesía, la escritura, la música y la danza, así como del diseño o la arquitectura. Encumbraron la arquitectura como nueva unidad orgánica desde ángulos inexplorados. La casa, máquina de habitar, receptáculo de intimidades, desvela el estado de ánimo de la pareja, trasciende la geometría, se convierte en una morada de inmensidades compartidas. Estas parejas fueron una zona de intercambio fértil, de confrontación y de influencia en la que fructificaron obras, conceptos y movimientos, como el orfismo en torno a Robert y Sonia Delaunay o el rayonismo de Lariónov y Goncharova. Más allá de la dimensión sentimental, la exposición cuenta con colaboraciones y figuras olvidadas por la historia del arte, como Benedetta Cappa, fundadora del tactilismo junto a su célebre esposo, Marinetti. Él fue el primero en reconocer «la fuerza y la potencia creadora de su/nuestro genio, de su/nuestra obra», llegando a formular esta afirmación: «Has de trabajar para ti, para mí, para nosotros».

La exposición alumbra de forma esencial la evolución de las formas estéticas, del pensamiento y de la moral de los protagonistas del arte moderno. Las parejas de artistas cuestionan el propio concepto de modernidad a través del prisma de esta célula orgánica, proteiforme y creadora. En un tiempo de turbulencias políticas e identitarias marcado por las dos guerras mundiales, ofrece un reducto de libertad, la matriz protectora de un «encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones», como pretendía Tristan Tzara en el primer Manifiesto dadá de 1918.