Exposición
Roy Lichtenstein
3 jul - 4 nov 2013

El evento ha terminado

Roy Lichtenstein es considerado hoy en día como una de las estrellas del movimiento pop, así como un gran maestro de la pintura estadounidense. Sin embargo, tras haber figurado durante años en la vanguardia del pop art, Lichtenstein va mucho más allá. Enseguida se le consideró un artista posmoderno, puesto que en sus obras citaba artistas y estilos de la historia del arte... Más tarde, durante sus últimos años de vida, volvió a los géneros del desnudo y del paisaje, convirtiéndose casi en un pintor de tradición. Hasta el punto de que Roy Lichtenstein es un considerado un «clásico» hoy en día. Pero la potencia de su arte también radica en una distancia divertida, crítica sin llegar a ser cínica, que ejerce a la vez en sí mismo y en el arte, desde sus principios hasta el final de su vida, y cuya importancia debe ser reconocida. En una de sus últimas entrevistas, Lichtenstein no desmiente la que será la primera pregunta de su interlocutor: «¿Está seguro de no haber creado jamás una obra desprovista de la menor traza de malicia, de humor o de ironía?»

Por Camille Morineau, conservador del Museo Nacional de Arte Moderno, comisario de la exposición, y Hanna Alkema, responsable de investigaciones
Roy Lichtenstein es considerado hoy en día como una de las estrellas del movimiento pop, así como un gran maestro de la pintura estadounidense. Sin embargo, tras haber figurado durante años en la vanguardia del pop art, Lichtenstein va mucho más allá. Enseguida se le consideró un artista posmoderno, puesto que en sus obras citaba artistas y estilos de la historia del arte... Más tarde, durante sus últimos años de vida, volvió a los géneros del desnudo y del paisaje, convirtiéndose casi en un pintor de tradición. Hasta el punto de que Roy Lichtenstein es un considerado un «clásico» hoy en día. Pero la potencia de su arte también radica en una distancia divertida, crítica sin llegar a ser cínica, que ejerce a la vez en sí mismo y en el arte, desde sus principios hasta el final de su vida, y cuya importancia debe ser reconocida. En una de sus últimas entrevistas, Lichtenstein no desmiente la que será la primera pregunta de su interlocutor: «¿Está seguro de no haber creado jamás una obra desprovista de la menor traza de malicia, de humor o de ironía?»
«¿Qué puede ser pintado sin ser absolutamente ridículo?», exclamaba ya en 1972, antes de echarse a reír, en mitad de una entrevista muy seria sobre la serie de Still life paintings en la que estaba trabajando: naturalezas muertas inspiradas en la obra de los grandes maestros modernos. Matisse, Picasso, Léger, Le Corbusier… son citados o evocados con un título que menciona —cuando no su nombre— el movimiento que los hizo famosos: el cubismo para unos, el purismo para otros. En 1972, con 49 años, Lichtenstein ya figura desde hace una década como una de las figuras del movimiento pop, momento en el que inicia una serie de cuadros cuyas referencias a la historia del arte harán de él uno de los primeros artistas «posmodernos».
El Centro Pompidou le dedica ahora una retrospectiva a través de una selección de ciento veinticuatro cuadros, esculturas y estampados que arrojan una nueva luz a su recorrido artístico. La exposición desvela la amplitud, sorprendente a veces, de un artista que fue, desde los orígenes, más que un pintor pop: un experimentador de materiales, un inventor de iconos, un amante erudito de la pintura moderna. La retrospectiva parisina es la cuarta etapa de esta exposición-acontecimiento —organizada por el Centro Pompidou en colaboración con el Art Institute de Chicago y la Tate de Londres, también presente en Washington— y muestra la increíble inventiva técnica de Roy Lichtenstein a través de un corpus inédito de esculturas, grabados, esmaltes, cerámicas... Estos experimentos plásticos —un aspecto desconocido de su trabajo— dan fe de la investigación que llevó a cabo durante toda su carrera. Esta presentación cuenta con el apoyo excepcional de la Estate of Roy Lichtenstein en Nueva York.
Todo empieza en 1962: en paralelo a los grandes extractos de cómics y de objetos de consumo masivo iniciados en 1961, que forman la parte más conocida de su arte —tan conocida que eclipsa al resto, algo que esta exposición trata de rectificar—, Roy Lichtenstein empieza a pintar cuadros que hablan de la historia de la pintura. Frente a la idea dominante, ambas series se desarrollan a la vez, a pesar de que los cómics dominen hasta la mitad de la década de los 60: pop y posmodernismo conviven. Su reinterpretación de la historia del arte moderno empieza con una serie de retratos inspirados en Picasso —y más tarde en los cuadros que citan a Mondrian y a Cézanne— por los que tendrá que sufrir las críticas feroces de algunos críticos estadounidenses que lo acusaban de plagio.
Hacia mitad de la década de 1960, Lichtenstein inicia una serie de pinturas, en su mayoría abstractas, que ofrecen una relectura de las formas geométricas, repetitivas y automáticas, típicas del «Art deco» y del «modern style». «Lo que me interesa del arte de los años 30 es que sea conceptual. Obedece a una lógica basada en el compás, el cartabón y el triángulo. También creo que fue la primera vez en la historia del arte que la gente tenía interés en ser moderna […] su arte presenta una sofisticación inocente y crédula que me gusta. » 2 En 1977, el Centro Pompidou adquiere Modular Paintings with Four Panels #4 [Pintura modular con cuatro paneles, n.º4] (1969), una obra compuesta por cuatro cuadros con un motivo idéntico: una vez puestos el uno junto al otro, forman una misma y enorme pintura, potencialmente extensible hasta el infinito. A partir de 1965, y durante algunos años, Lichtenstein trabaja con el motivo recurrente de una pincelada agrandada y simplificada. Esta metáfora de la pintura también es un guiño totalmente asumido por el artista al expresionismo abstracto, otro de los estilos convertidos en históricos cuando pinta sus Brushstrokes y que por tanto tiene que alabar y combatir a la vez... y sobrepasar mientras «copia» y modifica la imagen «cliché». Lichtenstein aborda estos «ready-made» de diferentes estilos y artistas conocidos del siglo XX de manera sucesiva, sin sistematizaciones, en función de sus gustos, visitas a exposiciones y revisiones incesantes. Lo hace con la pintura, así como con la escultura y los grabados, avanzando simultáneamente en las tres direcciones. Tras las naturalezas muertas y eminentemente cubistas entre 1973 y 1975, aparecen los cuadros inspirados en el futurismo entre 1974 y 1976, mientras que las referencias al purismo dominan a partir de 1975; entre 1977 y 1979 explora el surrealismo y, por último, el expresionismo alemán entre 1979 y 1980. Es uno de los primeros artistas en hacer de esta mirada de doble filo sobre el arte —que mezcla el respeto por los artistas de los que se apropia y la crítica de una nueva economía que transforma las obras de arte y los objetos de uso cotidiano, en objetos de consumo—, el eje principal de su trabajo: a la vez posmoderno y «apropiacionista». Sin embargo, Lichtenstein aplica desde muy pronto ese distanciamiento de su propio trabajo: en 1972, mientras destaca la falta de seriedad del arte, cita ya sus propios cuadros en el segundo plano de las naturalezas muertas, haciendo así referencia a los maestros modernos. Un año después, en 1973, culmina la realización de los grandes Artist's Studios [Talleres de artista] en los que se unen, además de las referencias a Matisse, copias autorizadas de sus propios cuadros ya pintados e incluso bocetos de futuras obras... En la década de 1980, se multiplican literalmente las referencias a la historia del arte y a su propio trabajo: mientras que en Two Paintings [Dos cuadros] (1983-1984) coexisten dos cuadros y dos estilos en un mismo marco, en Reflections [Reflejos] (1988-1993) reproduce una versión quemada por los reflejos... de cuadros de maestros modernos, o de sus propias obras pop... algunas de las cuales han sido efectivamente pintadas, y otras no. Lichtenstein mantiene siempre esa mirada divertida sobre el proceso de copia y de reproducción que está presente en su trabajo. El ejemplo más impactante —alrededor del que se organiza la retrospectiva de París— es la importante presencia de un corpus desconocido.
Esta exposición saca a la luz esas obras a la vez tridimensionales y relativamente planas, cuyo efecto trampantojo es cautivador. Atraviesan todos los movimientos y estilos explorados por el artista en la pintura: con una línea gráfica dibujada en el espacio y con colores primarios, representa retratos en todos los estilos (expresionismo, surrealismo, arcaico...).
A mitad de los años 90, Lichtenstein, ya septuagenario, aborda un nuevo periodo de la historia del arte: la pintura de los paisajes de la China antigua, la de los pensamientos taoístas que conciben la figura del artista como un filósofo sabio que, al practicar la pintura, gana en longevidad. Como una última broma del pintor en el crepúsculo de su vida.
Humor Pop
Se puede decir que, a pesar de haber alcanzado el éxito relativamente pronto, Roy Lichtenstein sabe reírse de sí mismo. Aplica este tono cómico tanto a su obra como a su persona, solo hay que ver la serie de fotografías realizada por Ugo Mulas entre 1964 y 1965. Él mismo situaba el origen de este humor —que era a la vez un rasgo de su personalidad y una particularidad estilística de su trabajo— en el arte moderno y en los artistas cuyos motivos y/o estilos pronto se haría suyos. Según él, fueron precisamente los maestros modernos los primeros en integrar el humor en el arte. El humor rige la obra de Lichtenstein; incluso llega a considerarlo una de sus pocas invenciones personales, a la par que una de las características que definen el arte pop. Ugo Mulas, fotógrafo de la Bienal de Venecia desde 1954, asiste en 1964 a la irrupción de los artistas americanos en la escena artística internacional. Aquel año, Robert Rauschenberg es galardonado con el Gran Premio de pintura y el crítico de arte Alan Solomon expone en la sección americana las obras de los artistas Jasper Johns, Franck Stella, Jim Dine, Claes Oldenburg... El fotógrafo italiano —que conoce en esta ocasión al galerista neoyorquino Leo Castelli, a Solomon y a la mayoría de los artistas americanos de la exposición— viaja entonces a Nueva York para captar el nuevo aire que se respira en el medio artístico donde se mueven sus protagonistas. Para su famosa obra New York: The New Art Scene, fotografía a Lichtenstein en varias ocasiones, en su taller, trabajando y en una serie sorprendente de fotografías en las que el artista posa de forma teatral, utilizando sus obras como accesorios de una auténtica novela gráfica pop.
Artist's Studios
Entre 1973 y 1974, Roy Lichtenstein pinta cuatro lienzos monumentales que representan talleres de pintor donde se amontonan pinturas y pinceles. Los Artist's Studios [Talleres de artista] están inspirados en la composición del Atelier rouge [Taller rojo] (1911) de Matisse y reutilizan algunos de sus motivos: el filodendro, la fruta, la jarra y, por supuesto, su famosa Danse [Danza] (1909), representada en el segundo plano de uno de los lienzos que bautiza con su nombre: Artist's Studio «The Dance» (1974). Estos cuadros forman ante todo un catálogo de las obras de Lichtenstein: en las paredes de los talleres están reproducidas, en miniatura y con gran exactitud, sus propias pinturas como Look Mickey [Mira Mickey] (1961) —pintura inaugural del periodo pop— al tiempo que algunos de los objetos que encontramos en los cuatro interiores reproducen temas tratados anteriormente de forma aislada. El sofá o el teléfono de Artist's Studio no 1 «Look Mickey» (1973) aparecen en un dibujo a tinta de 1961 y una pintura sobre lienzo de 1962, respectivamente.
Lichtenstein, grabador
Lichtenstein produce estampas desde finales de 1940, pero intensifica esta práctica a partir de 1969, con la realización de Cathedrals [Catedrales] y Haystacks [Balas de heno] según Monet, un motivo cuya serialidad se presta particularmente a la producción múltiple. A partir de esta fecha, realiza casi todos los años una nueva serie —la mayoría de las veces relacionada con un tema tratado en sus pinturas— y le dedica varias semanas a los estudios que elabora al lado de expertos en imprenta. Trabaja con talleres renombrados por la calidad de sus técnicas y su compromiso con la innovación. Lichtenstein, creador insaciable, combina con frecuencia varias técnicas en una misma imagen (serigrafía, litografía, aguafuerte, grabado sobre madera, gofrado, etc.) y utiliza todo tipo de soportes (papeles, hojas de plástico o metal, etc.). Durante los años sesenta, utiliza especialmente el Rowlux: una película plástica translúcida y brillante, cuyo aspecto cambia con la iluminación y ofrece propiedades cinéticas inéditas.
Dónde
Galerie 2
Quando
3 jul - 4 nov 2013
Apertura los sabados y domingos a las 10 para los titulares del pase anual y visitantes con billetes.
Desde el miércoles 18 de setiembre, apertura hasta las 23 horas cada noche (última entrada a las 22h) excepto los martes.