Il était une ville

Nada más entra, un paso de peatones con nuevas reglas hace que cruzar resulte divertido, antes de invitar a los visitantes a transformar las fachadas de los edificios con formas coloridas. Un manzano, en alusión al sueño de que existan huertos en la ciudad, formula sobre sus frutos preguntas sobre la naturaleza en el espacio urbano. Las familias pueden recogerlos y charlar sobre un banco diseñado para todas las alturas y posturas, mientras que unos tubos sonoros transmiten las reflexiones de los alumnos que participaron en el proyecto . Sara de.Gouy ha incorporado a su trabajo de diseño un original planteamiento participativo con el público: la artista concibió su proyecto contando con los alumnos de dos clases de segundo de una escuela de primaria de París, que participaron en un ciclo de talleres en la primavera de 2024. En este laboratorio para la futura exposición-taller, los alumnos observaron su entorno y reinventaron objetos y espacios urbanos para reflexionar con el artista sobre la ciudad de sus sueños.
Siguiendo el recorrido, un jardín de vegetación extraordinaria, imagen de la ciudad en crecimiento, propone a los visitantes crear sus propias flores imaginarias y arquitecturas precarias. En el corazón del jardín, una gran cabaña con un cielo estrellado invita a seguir soñando durante un momento tranquilo y a dejarse envolver por los aromas de la naturaleza. En esta ciudad climática, los niños trepan a los tejados de la ciudad para accionar turbinas eólicas, y juegan con nenúfares, insectos y peces en una piscina-espejo alimentada por las gotas de lluvia. La ciudad del mañana está en armonía con el mundo vivo y los elementos naturales: el sol, la lluvia, el viento.