Philippe Buschinger,

En la ciudad contemporánea, literalmente tatuada con inscripciones de todo tipo, el gótico actúa como revelador sintomático. Permite convocar a Dios y a Satán en todos los registros, tanto auténticos como paródicos. Presta sus rasgos a la vez a la tradición ancestral y a la postura recalcitrante, a la palabra oficial y al discurso subversivo, al conformismo y al anticonformismo, a los extremos de cualquier tipo y a la mayoría silenciosa, a la emoción constructiva y al afecto destructor, a la obra bien hecha y al trabajo ni hecho ni por hacer. Sectoriza como sectoriza, pero en todos los sectores y para todos los sectarios a la vez.