Ni cisne ni luna

Después de Barnett Newman, Chen Zhen, Hubert Damisch, Jos Houweling y, más recientemente, Yuan Jai, el Centro Pompidou presenta la donación de Henri y Claude de Saint Pierre, unas cuarenta obras donadas al Museo, completadas con algunas otras de su colección.  

Compuesto por casi setenta obras, este conjunto permite descubrir un fragmento todavía poco conocido de la escena artística checa. Las obras de los fotógrafos del nuevo grupo documental DOFO, las imágenes de paredes de Emila Medková y las de la realidad "pobre" de Alois Nožička y Čestmir Krátký, las apacibles naturalezas muertas de Jan Svoboda, el realismo poético de Bohuslav Reynek, el art brut de Jan Křížek, la investigación abstracta de Bela Kolářová o las acciones subversivas del artista Fluxus Milan Knížák, dan testimonio de la riqueza y diversidad del arte en la Checoslovaquia comunista. Principalmente fotográfica, la exposición también presenta algunos magníficos ejemplos de la abstracción pictórica de los años 1960 y 1970 con lienzos de Josef Sima, Vaclav Boštík o pasteles de Karel Malich. Presentando las obras de unos veinte artistas, la exposición «Ni cygne ni lune» (Ni cisne ni luna) ofrece una mirada diferente y complementaria sobre la vanguardia europea más conocida. 

En la historia de la abstracción europea de la posguerra, parece que la sombra del Telón de Acero sigue estando demasiado presente: la revisión de los cánones de la abstracción de la Europa occidental aún no ha tenido lugar. No es de extrañar que Karel Malich, Vaclav Boštík, Emila Medková, Bela Kolářová o Čestmir Krátký, grandes nombres de la historia del arte en la República Checa, sigan siendo relativamente desconocidos en otros lugares. Después de 1945, la abstracción checoslovaca, alimentada por la experiencia del surrealismo, da origen a una versión particular de lo informal, que comienza con exposiciones independientes como "Konfrontace" alrededor de 1960; esta abstracción también está marcada por el legado del constructivismo, como puede verse en las obras de Zdenek Sykora, Milan Grygar o Stanislav Kolibal. Como en las exposiciones, en los grupos de artistas disidentes comprometidos, la pintura y la fotografía se codean. Aunque la frontera política ha limitado ciertamente los intercambios artísticos, estas obras son parte integral de la historia europea. 

Con la donación de unas cuarenta obras de la colección de Claude y Henri de Saint Pierre, realizada en 2019, las colecciones del Museo Nacional de Arte Moderno llenan parcialmente esta laguna.  La pareja descubre el arte checo de la posguerra en la década de 1990, tiempo durante el cual Henri de Saint Pierre viajaba regularmente a la República Checa como asesor de fábricas y fundiciones. Una escena artística rica pero todavía local se convierte en una tierra de exploración que, bajo la égida de Claude de Saint Pierre, conduce a la constitución de una colección privada única, conservada en París.