Latifa Echakhch

Entre el cielo y la tierra, transforma el espacio de exposición en un paisaje denso y onírico, suspendido, entre perro y lobo.

Galardonada con el premio Marcel Duchamp 2013, Latifa Echakhch ha cautivado al jurado especialmente por su manera de activar el potencial del espacio donde despliega su arte. Por invitación del Centre Pompidou y con el apoyo de la ADIAF, la artista presenta en el Espace 315 una instalación inédita que cuestiona las nociones de reverso del decorado, de decoro y de huella. La exposición, compuesta por varios elementos esculturales, se impone como un conjunto. La artista se ha afanado en construir una escena dramática. Entre el cielo y la tierra, transforma el espacio de exposición en un paisaje denso y onírico, suspendido, entre perro y lobo. El visitante descubre, mientras deambula, fragmentos de historia, objetos casi irrisorios, recuerdos infantiles rescatados del trasfondo de la memoria y sumergidos en tinta negra. Para suscitar diferentes experiencias sin intentar imponer un camino, la artista ofrece al espectador un viaje por el que hacen de guía las sensaciones y emociones provocadas por un juego de formas. Entrevista.

Sus obras mantienen un vínculo estrecho con el espacio. Las paredes dejan de ser soportes para convertirse en «reservas» que intervienen plenamente en la obra. ¿Cómo y con qué finalidad ha abordado el Espace 315 en el Centre Pompidou?

Latifa Echakhch – He abordado el Espace 315 poniendo mi principal interés en su forma. Es un rectángulo alargado, una especie de caja que me recuerda un poco la idea de «cámara oscura», en la que la imagen se ve invertida. En la exposición, las nubes flotan ligeras sobre el suelo, y el parqué, muy brillante, aumenta esta sensación de inversión. De alguna manera, he intentado estirar/condensar un paisaje en un lugar, para jugar con diferentes planos o estratos de lectura, y diferentes escalas.

¿Qué significan estas grandes nubes?

LE – Estas nubes no tienen ningún significado especial ni preciso. Dan lugar a una forma de condensación. Se trata de ofrecer una sola y única vista de un conjunto de cosas, como el paisaje a orillas de un lago, donde podemos ver el cielo, el agua y las riberas reflejados unos sobre otros, unos dentro de otros. En este caso, existe un juego entre lo que está arriba y lo que está abajo, entre el anverso y el reverso. Un juego de inversiones que permite realizar una forma de síntesis, y contribuye a crear una sensación onírica mientras dirige la atención del visitante hacia las esculturas.

¿Y el color negro? Está muy presente en su obra.

LE – Lo utilizo como un filtro. El negro remite a la idea de un tiempo de acción pasado y detenido, así como a un conjunto potencial de gestos futuros.